viernes, 28 de septiembre de 2012

Cuento



La Metamorfosis de mis sueños.
 Autor: Karen Valle Villagómez 
     
   Tras una noche inquieta,  sabiendo que estaba durmiendo pero no descansando, desperté agitada y abochornada;  notaba una extraña sensación a mi alrededor pero sin poder abrir bien los ojos percibía un exquisito aroma a rosas muy cerca de mí, desorientada intente pararme pero las cobijas pesaban demasiado, parecería que ya no era el mismos cobertor ligero y abrigador con el que solía dormir horas enteras.
Con titubeos me quite aquellas pesadas cobijas y me baje de la cama, sentí vértigo por un momento y es que parecía que la cama había crecido unos centímetro de alto, sin tomar mayor importancia me dirigí al sanitario, tome mi cepillo dental como cada mañana y al mirarme al espejo note algo distinto, detrás de mí una bañera enorme la cual estaba llena de burbujas, completamente lista como si alguien se dispusiera  a tomar un acogedor baño, inmediatamente me talle los ojos y  pensé en voz alta:
-          ¡Esto debe de ser un sueño! ….
Inmediatamente tocaron la puerta donde una voz muy fina y femenina expreso:
-          ¿Buenos días señorita puedo pasar a hacer el aseo?
Salí corriendo del baño muy aterrada, durante mis 17 años de vida en esta casa jamás había escuchado una voz así. Al entrar a la alcoba mis ojos tomaron un tamaño impresionante, mi boca se abrió sin control y un grito salió sin pensar:
-          ¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa… Dios mío que es todo esto!
-          ¿Señorita se encuentra bien?
Mi emoción era demasiada, mis ojos no podían creerlo, esa habitación no era mía, ese  ventanal hermoso que daba a un jardín enorme, una cama entre cortinas blancas llena de cojines de colores, todas las paredes pintadas con paisajes hermosos, un tocador con un espejo en medio circulo y a su alrededor perfumes, barnices, cepillos, aretes, pulseras y muchos accesorios mas, una pantalla enorme, un estéreo y karaoke que al prenderlos sonaban impresionantemente fuertes, un closet con doble puerta lleno de mil pares de tenis, zapatos, botas, blusas de todos los colores y formas posibles, pantalones de mezclilla, vestidos faldas, mascadas, repisas enormes llenas de peluches, pero sin duda alguna lo que más me impresiono fue ver esa linda, hermosa y añorada yegua blanca pintada a un lado de mi cama.
Todo esto era maravilloso y mientras mis pupilas se deleitaban con tan impresionante espacio sentía que alguien me observaba, claro era ella, esa muchachita delgada pero tan atenta que había permanecido todo el tiempo a mi lado observando mi gran impresión.
-          Am, Am disculpa… ¿quién eres tú?
-          Soy la nueva empleada señorita, solo venia a limpiar su cuarto y avisarle que el desayuno está servido.

Sin pensarlo dos veces baje emocionada unas  grandes escaleras que descendía a una sala hermosa con sillones color marfil, muebles de madera y un piano deslumbrante, en ese momento una señora de mayor edad con una sonrisa muy amable,  salió de una puerta que estaba al fondo de la sala.

-          Buenos días señorita Karen, ¿le sirvo el desayuno?
-          Buenos días, disculpe… ¿usted quién es? ¿Dónde están mis padres? ¿en dónde estoy?
-          Señorita siéntese, en seguida le traigo el desayuno y por favor no tarde, que el chofer la espera para llevarla al colegio.
Confundida y sin entender sensatamente que pasaba en este día,  decidí desayunar sin más preguntas.  Al mirar a mí alrededor observe un comedor lindo y pequeño, tan solo 4 lugares, decorada con un mantel blanco, tejido,  un florero lleno de girasoles. Al fondo un pequeño bar donde se apreciaba una licorera llena, quizá de whisky.
Fue entonces donde mi cuerpo dejo de estar tenso ya que sabía que estaba en casa, esos pequeños detalles que mi padre y madre jamás olvidan, pero ¿Dónde estaban? Analizando todo los lujos que habían a mi alrededor me supuse que estaría trabajando o quizá de viaje de negocios.  - ¡Claro Karen! Si una fortuna no se hace de la noche a la mañana, pensé. Sin ninguna preocupación más me concentre en deleitar mi desayuno.
Al terminar, me retire a mi habitación sin dejar de notar durante mi recorrido por los corredores de la casa pinturas de Van Gogh, fotos de papá y mamá, algunas fotos  mías, pero sobre todo reconocimientos académicos por los mejores promedios  con mi nombre.
Al llegar a mi habitación, la muchacha, si aquella que había padecido junto a mí el ataque de emoción,  me indico con miradas que el baño estaba preparado y que dejaba algunas prendas de ropa tendidas sobre mi cama. Inmediatamente fui a bañarme, estoy segura que me tarde horas, pero no me importo, prendí el estéreo a todo volumen y me prepare para salir.
Mis útiles escolares seguían debajo de la mesa donde está la computadora tal y como lo había dejado la noche anterior, claro no en esta habitación, más bien  en aquella mucho más pequeña, donde se encontraban  tan solo lo necesario en lujos y decorada  con tonalidades rosas y blancas, en fin no tenía tiempo para pensar en aquella vieja habitación, si mi mundo había cambiado por dentro, me esperaba algo mucho mejor fuera, tome mis cosas como siempre y me decidí a salir. 
El chofer ya me esperaba con la puerta del carro abierta, tan solo subí en el y disfrute del largo trayecto que recorrí, inesperadamente se estaciono, el chofer bajo del carro y me abrió la puerta, totalmente desorientada solo baje del auto y de inmediato se arranco, todo eran tan extraño, si era un colegio pero no era el CCH SUR.
Me sentía en un mundo completamente ajeno a mí, las chicas hablando de marcas, diseñadores, viajes a Europa, el dinero que portaba cada una en tarjetas de crédito, miles de fiestas, apellidos con alto poder político, los hombres mirándose al espejo, hablando de chicas, de los trabajos con sus padres altos funcionarios que pensaban en lujos y poder. Todo eso era tan incomodo,  un bicho raro ante un panal de abejas que tan solo zumbaban a mi alrededor, sin comprender lo que decían corrí asustada a buscar a mi mejor amiga, Mónica pero jamás la encontré, alguien conocido que me pueda entender pero nadie se me era familiar, aturdida  decidí huir de allí.
-          Todo era perfecto, ¿Qué sucedió? ¿Por qué no entendía ni encajaba en todo eso?
Sin respuestas a todas mis confusiones regrese a casa agotada por tanto caminar, tan solo quería descansar, bote todo lo que me estorbaba en el piso y me recosté en la cama a pensar que era todo aquello que había sucedido en ese día, había comenzado tan bien, al verme rodeada de lujos, saber que tenía en forma material lo que deseaba, tenía más que una estabilidad económica, mis padres ya no se preocuparían por mi bienestar académico contaba con todo para desarrollarme, triunfar, conseguir mis metas, cumplir mis caprichos…
-          ¡Karen….! ¡Karen … ¡ despierta se te ha hecho tarde, son 5:30 no vas a alcanzar el puma… ¡Ya DESPIERTA!.

FOTO NOVELA